Espiritualidad Mariana
El amor al Corazón de Jesús, y e amor a su Madre son inseparables. A María, Madre de la Iglesia, Madre de la Congregación la tenemos como guía permanente y modelo de nuestra vida y tarea misionera.
Ella no puede faltar en nuestra vida, María es una palabra imprescindible que todas llevamos ceñida al Corazón.
¡Oh María muéstrate que eres mi Madre!
Al encontrarme agobiada… agotada… por completo… me consuela y fortalece este pensamiento.
Veo a mi buen Jesús de buen Pastor… y con todo el amor de su Corazón que bien nos lo dijo Él: «He aquí el Corazón que tanto ama a los hombres», buscando a la oveja perdida… Mi Jesús y mi todo… y soy una oveja herida… sangrando… por muchas heridas… muy débil… enferma y tan postrada que enredada en muchas tribulaciones y falta de aliento… balo… y balo… y me oyes buen Pastor, y me acoges y colocas en tus hombros tomando así un buen descanso.
Carmen Méndez