Carmen Méndez Márquez

Nace la Madre Carmen el 16 de octubre de 1893, en Granada- España; de ilustre cuna y de padres profundamente cristianos.

Madre Carmen, tuvo dos hermanas: Angustias y Concepción; las tres fueron educadas por D. Andrés Manjón, insigne pedagogo y fundador de las Escuelas del Ave María.

Es al calor de un auténtico amor hogareño donde se fragua la personalidad de Carmen. Sus padres fueron moldeando día a día su dulce y tierno corazón de niña. El constante ejemplo de su vida fue el troquel que fue formando la fe y el amor de Carmen. De esta forma crece en Carmen y se robustece los vínculos fuertes de solidaridad cristiana y universal. Su amor a Dios iba creciendo día a día; convirtiéndose en deseo de entregarle a Él toda su vida.

Muy pronto muere su madre y poco tiempo después enferma su padre. Estas circunstancias harán a Carmen Méndez aplazar sus deseos de consagración total. No obstante, inicia con sus primas su labor apostólica visitando a los enfermos, aliviando sus penas, atendiendo sus necesidades y preparándolos para su encuentro con Dios. Además, se ocupan de enseñar a los niños el camino de Jesús.

Siendo Carmen muy joven, sintió la llamada a la Vida Religiosa; pero no tenía claro en qué Congregación la quería Dios. En 1934 viaja a Roma y sigue buscando su camino. A su vuelta, en Madrid, le sorprende la guerra civil. Carmen es detenida y encarcelada y, como San Pablo, se alegra de poder sufrir por Cristo. Liberada de la cárcel por medio de un familiar de su prima, llega a Granada.

Un día, en la Iglesia donde participaba en la Eucaristía, cayó providencialmente en sus manos el folleto: “La Devoción al Corazón de Jesús” del Padre Florentino Alcañiz S.J. Fue en la lectura de este librito donde comprendió que era llamada a una vida de consagración al Corazón de Jesús, y se dijo a sí misma: “Esta es mi vocación, propagar por cuantos medios pueda, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús” y así lo hizo con todo entusiasmo durante el resto de su vida.

En 1939, junto con sus primas y amigas, formaron un grupo que se dedicaron a difundir hojas, folletos, estampas y libros sobre el Corazón de Jesús, bajo la dirección del P. Alcañiz. Todavía no existe una Comunidad estable; Carmen y sus compañeras se reúnen y trabajan ilusionadas, impulsadas por el amor al Corazón de Jesús. En 1942, funda la Congregación de Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, junto con el P. Alcañiz. Fue entonces cuando se empezó a vivir en Comunidad, siendo ella la Superiora General.

En los últimos días de su vida, padeció una enfermedad muy dolorosa que llevó con gran ánimo, confiando en el Corazón de Jesús. Y el que todo lo puede, se la llevó consigo a su Reino el día 10 de agosto de 1966.

 

 

Padre Florentino Alcañiz

 

 

 

Florentino Alcañiz nació en Torrubia del Castillo -Cuenca el 14 de marzo de 1893 y murió el 13 de agosto de 1981 en la ciudad de Lima (Perú).

Sus padres eran molineros, una familia sencilla y trabajadora.

El 12 de octubre de 1908, a los quince años, ingresó en la Compañía de Jesús, en la casa de noviciado que tenían los jesuitas en Granada y que era conocida como “La Cartuja”.

Se doctoró en Filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y fue profesor de la misma en la facultad Teológica de Granada.

Con el objetivo de extender con más amplitud la devoción al Corazón de Jesús se dedicó a las misiones populares, sin dejar de escribir artículos, libros y folletos para propagar esta devoción.

El P. Alcañiz intentó fundar una nueva congregación inspirada en el anacoretismo de los Padres del desierto y la experiencia cenobítica. Los Cartujos del Padre Celestial, en dos ramas: masculina y femenina. La experiencia no prosperó al dispersarse los primeros adeptos y optar algunos por otras órdenes ya establecidas.

Hacia el final de sus días, volvió a la misa tradicional (hoy forma extraordinaria del rito romano). Sus últimos años los pasó apaciblemente en la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Miraflores (Lima). El 13 de agosto de 1981, se sintió repentinamente indispuesto. Tras breve agonía, murió con fama de santidad, a la edad de 88 años. Fue enterrado en el cementerio de la casa jesuita de ejercicios espirituales Villa Kostka en Huachipa (Lima), donde espera la resurrección de la carne y la vida perdurable.

Fundadores

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